31 de marzo de 2010

Agua ZamZam



Llegas por primera vez al sudeste asiático y, mientras esperas pacientemente 30 minutos delante de la cinta transportadora a que tu maleta que llega vía El Cairo se decida a salir empiezas a ver botellas de este tipo envueltas en una bolsa de plástico transparente que salen también facturadas:


Lo primero que se te pasa por la cabeza, producto probable de la deficiente circulación sanguínea en el avión: estos malayos están muy locos e importan gasolina en cubetas (o como se llame ese recipiente). Luego caes en que la bolsa de plástico que envuelve el cacharro no parece muy aislante, y quizá presente algún problema de seguridad transportar algo así en la bodega del avión. Sigues pensando, pero no sale nada lógico: suero, agua destilada, alcoholazo de 96... todos los líquidos transparentes de uso médico que se te ocurren, pero no parece la manera más aséptica de llevarlos. Así que decides preguntar a uno de los señores, entre decenas de ellos, que busca la etiqueta en su paquetito. ZamZam water. Toma ya.

Llegas al hotel e investigas, hay que dárselas de viajado y culto. Y la bendita wikipedia tiene como siempre la respuesta: es agua que (supuestamente) viene de un pozo sagrado para el Islam.
Al parecer no puede sacarse fuera de la frontera de Arabia Saudí, pero da la sensación de que son un poco laxos tanto compradores como vendedores y hay un negociazo montado en torno a la explotación de este agua. Probablemente, Hajar y su hijo Ismail tenían poca idea hace 4.000 años de las repercusiones comerciales de su descubrimiento.


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